1 Corintios 7:29-31: Homilía: El 24 de enero: el tercer domingo de OT
(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanos y hermanas,
La vida es corta. No somos dueños de esta vida. No poseemos nada, excepto nuestros pecados, porque todo es prestado; nada es nuestra.
Nuestro dinero no es nuestro, pero pertenece a los que van a seguirnos.
Debemos renunciar todas las roñas porque no podemos llevarlas al cielo y el tiempo es corto.
Conviene que los casados vivan como si no lo estuvieran. Necesitamos el matrimonio pero el matrimonio es para el futuro y el futuro está cerca de nosotros. Necesitamos el matrimonio, porque él es para la gloria de Dios, no para nuestra lujuria.
No necesitamos comprar porque no podemos poseer lo que compramos, porque no es nuestro, pero es de Dios.
No tenemos bastante tiempo para comprar o sufrir o alegrarnos o disfrutar del mundo porque es pasajero. Tenemos bastante tiempo sólo para glorificar a Dios.
Si tuviéramos que huir de nuestra casa para escapar el peligro de fuego, diluvio o terremoto, ¿qué llevaríamos con nosotros? El tiempo sería corta y podríamos llevar con nosotros sólo las cosas necesarias o las más importantes.
Ahora el tiempo de nuestra vida es corto. Lo que tenemos, no tenemos verdaderamente. Nuestra vida y toda la creación son de Dios y Dios es el dueño de todas cosas. Dios es eterno pero toda la creación, que dependen de Dios, es corta. Entonces conviene que todo que hacemos, hacemos para Dios y no para nosotros. Los casados deben mostrar la gloria de Dios en su vida matrimonial. Los que compran deben tomar prestado de Dios. Los que sufren no deben estar completamente absortos en el sufrimiento. Los que alegran no deben estar completamente absorbidos por sus alegrías. Nuestra vida es corta, la vita eterna de Dios es grande, larga y permanente. Pero Dios está llamándonos de nuestra vida corta a su vida eterna. Los que vemos es pasajero, los que no vemos es para siempre.