El 27 de junio, 2 corintios 8,7,9,13-15: Homilía
(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanos y hermanas,
Los corintios hacían una colecta para los pobres cristianos que vivían en Jerusalén. Siempre en las colectas, necesita tener una igualdad: cada uno necesita dar lo que puede y cada uno recibir lo que puede. El ejemplo es de Cristo. Era rico con su Padre pero se hizo pobre para enriquecernos por su pobreza.
Hay que unos están ricos en dinero, otros en su fe, otros también en su sabiduría o en su inteligencia, o en su tiempo o en otro talento. Necesitamos compartir nuestros bienes, es decir dar y recibir mutualmente. El dar a los necesitados y el recibir de los ricos es una misma misericordia y una misma caridad.
La misericordia y la caridad de uno otorgan las necesidades al otro. La misericordia y la caridad del otro que reciben la ayuda del otro. Cada misericordia y caridad es igual porque hay igualdad entre las dos.
Dios no hizo la muerte, pero Dios murió para destruir la muerte y dar la vida. La misericordia y la caridad de Dios nos dieron su vida para sanarnos. Necesitamos la gloria de la vida de Dios, y Dios en su misericordia y caridad nos dio su vida.
Los que tienen algo deben dar a los que no tienen nada. Los que no tienen nada deben recibir la gracia que los que la tienen y lo dan.
La mujer del evangelio dio su fe y Cristo dio en cambio su sanación. Los corintios compartieron con los cristianos de Jerusalén su dinero y los cristianos de Jerusalén compartieron su fe en Cristo. Los que tienen la riqueza de la fe y los que tienen otros recursos lo compartieron y era una igualdad.
¿Cómo podemos compartir nuestra fe católica con los demás? Por ejemplo, los que hablan español tienen fuertes comunidades, más que los que hablan inglés como su primer idioma, pero los que hablan inglés necesitan la comunidad de los que hablan español y los que hablan español necesitan la ayuda de los otros para vivir mejor. ¿Cómo pueden ustedes compartir la bondad de su comunidad con los demás y recibir su igualdad?
Necesitamos compartir nuestra riqueza cada uno a cada otro. Uno puede dar hospitalidad y otro puede dar su comunidad. “En esa forma habrá un justo medio, como dice la Escritura, ‘Al que recogía mucho, nada le sobraba, al que recogía poco; nada le faltaba.’”