Por favor, lean este pasaje antes.
Mis hermanas y hermanos
Hoy celebramos la solemnidad de la Epifanía. EL recién nacido Rey de Israel se anuncia y los magos han venido para visitarle. Había en Jerusalén otro rey que era impostor y muy cruel. La gente hebrea se acordaba la memoria del gran rey David como los de los Estados Unidos se acuerdan a Jorge Washington y los mexicanos se acuerdan a Benito Juárez.
Los Israelitas esperaban un rey nuevo nacido en el poblado Belén, donde el rey David nació a un nuevo rey de Belén. Los magos anunciaban el nuevo rey de Belén, un competidor de Herodes. Par los magos, el nacimiento era causa de jubilación, para la gente, causa de leticia, y para Herodes temor.
Herodes recibió el anuncio de los magos y tratar de matar al bebe. Necesitamos también recibir esta buena noticia, pero necesitamos proclamar la vida de Dios que está con nosotros.
Pero si, hoy no es para tristeza o temor. Es para la celebración de la gloria de Dios que nos mandaste a tu Hijo para salvarnos. Es para proclamar que Dios nos
salvó según su promesa por la resurrección de su Hijo. Es para el gozo y la alegría que Dios quiere dar a todos los hombres.
Hoy en los cielos brilla una estrella que proclama a todos la gloria de Dios en todos los Belenes del mundo. Nosotros, los magos de hoy hemos encontrado el Señor, y necesitamos cantar y decir todo lo que Dios hizo por Cristo para salvar a los que viven en el mundo.