El 07 de julio 2024 Marco 6, 1-6a

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Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.

Jesús llegó a su tierra y a su pueblo.  Allí no podía hacer ningún milagro porque su pueblo no tenía fe en él.

¿Qué es fe?  Los niños tienen fe en sus padres.  Saben que sus padres los aman y quieren darles muchas cosas buenas.  Fe es la confianza que los niños tienen en sus padres.

La gente de Jesús lo conocía a Jesús como uno De los suyos, pero no lo reconocía como un profeta de Dios.  Las familias de Nazaret pensaban que Jesús no podía hacer milagros ni predicar la palabra de Dios.  La gente de Jesús no tenía confianza en la totalidad de Jesús.   Para ellos, Jesús era jornalero sólo, no profeta.

Antes de que aceptemos la verdad de aquellos que nos enseñan, necesitamos tener confianza en ellos.  Lo mismo ocurre con nuestros médicos: ellos no pueden curarnos si no tenemos confianza, o fe, en ellos.

Si amamos a Dios, si Jesús es para nosotros como un amigo y si ponemos nuestra confianza en él, creemos en sus palabras, en sus enseñanzas, y en su poder.  Si creemos en nuestros amigos creemos en sus palabras; mucho más si tenemos confianza en Jesús, creemos en su vida, en sus palabras, y en su poder para nosotros.  Nuestra confianza, que es nuestra fe, permite a Jesús que haga para nosotros sus muchos milagros.

La fe es ante todo la confianza en alguien.  Después de este, la fe puede ser creencia en la veracidad de su vida, de su enseñanza y de sus acciones.

Nuestra fe en Jesús es nuestra confianza que Jesús

llegó al mundo para salvarnos y que pudo salvarnos y que nos salvará porque Jesús nos ha dicho que nos salvará.  Conocimos que Jesús es verdad y siempre habla la verdad.  Como Jesús decía muchas veces, “Tu fe, tu confianza en mí, te ha salvado: vete en paz.”