Por favor, lean este pasaje antes.
Mis hermanas y hermanos
Las primeras palabras del evangelio según San Marco dicen que Jesús es Hijo de Dios. Los romanos, los conquistadores de los judíos, llamaban a su emperador César Augusto, Hijo de Julio, que fue considerado como dios también.
Este evangelio es sobre Jesús, ¡el Hijo de Dios! (¡Tengan cuidado, ustedes que se llaman “Hijos de dios”!) Estas palabras son palabras combativas para los y los demás perseguidores. Jesús es Hijo de Dios, Augusto no es hijo de dios, ni Donald Trump, ni José Biden, ni los demócratas ni los republicanos, ni el Producto Nacional Bruto, ni la economía es hijo de Dios. Sólo es Jesucristo Hijo de Dios, y este evangelio es su historia.
Este Jesús es el Mesías, una figura royal que habla de David que tuvo una relación grande con Dios, Dios le llamó su hijo. Este Jesús es Cristo, con todos los trasfondos de David el Rey de los judíos. Este Jesús es también Hijo de Dios con todos los trasfondos significado por esas palabras.
El llamar que Jesús es Hijo de Dios es atacar toda la religión de los romanos y sus costumbres y tradiciones religiosas. Este es el principio del evangelio de Jesucristo, que él Hijo de Dios y que no hay otro como Jesús.
Después de este anuncio, Juan el Bautista apareció en el desierto. Es el gran mensajero de Jesucristo, él que estaba viniendo en el nombre de Dios, Jesús el Hijo de Dios. Juan proclama que Jesús es más poderoso que Juan mismo, que Jesús bautizará también con el Espíritu Santo. Vino para anunciar que Jesús nos hará también hijos e hijas de Dios, como es Jesucristo él mismo.
Este es el principio del evangelio de Jesucristo y, también, de nosotros porque el Espíritu Santo nos hizo como es Jesús, el Cristo y el Hijo de Dios verdaderamente. ¿Cómo nos desafía hacer lo que Jesús hizo? ¿Quién es nuestro dios o dioses, los dioses de los romanos o de la riqueza, o de poder o de política? Nuestro Señor es Hijo de Dios y el Cristo; no hay otro como él.