El 10 de julio 2022 (colosenses 2,15-20)

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Por favor, lean este pasaje antes.

Mis hermanas y hermanos,

Cristo es la imagen de Dios invisible.  Vemos al Dios sólo cuando vemos a Cristo.  Si vemos a Cristo, vemos a Dios.

¿Cómo vemos a Cristo?  Cristo es el primogénito de toda la creación.  El primogénito es semejante a los demás nacidos.  Si vemos los demás nacidos vemos a Cristo, el primogénito, y entonces, verdaderamente vemos a Dios.

Nadie es santo, ni la virgen santísima Madre de Cristo es semejante de Cristo, á menos que está en el cuerpo de Cristo.  Cristo es el primogénito; la virgen Madre y todos los demás santos son los demás nacidos como nosotros somos.

Cristo tiene toda la creación en las manos.  Él es Señor de todo.  El cielo y la tierra tienen su fundamento en Cristo.  Toda la santidad de los santos tiene su fundamento en la santidad de Cristo.

Cristo existe antes que todas las cosas.  Cristo existe siempre y nunca ha tenido principio.  Nosotros y las demás criaturas existimos temporalmente, después de la iniciación.

Cristo es con el Padre y vive para siempre, luz sobre toda luz.  Pero si, este Cristo, con toda su gloria y majestad, sin embargo, está en casa con nosotros.  Es familia nuestra.  Es cabeza y nosotros somos su cuerpo.  Donde la cabeza está, también está el cuerpo, y donde el cuerpo está también está la cabeza.

Las Escrituras nos desafían a ver a Dios en todos las mujeres y los varones como imágenes de Dios en Cristo.  Vladimir Putin y Volodymyr Zelenskyy, nuestros enemigos y amigos, los refugiados y inmigrantes, todos hemos nacido a la imagen de Cristo el primogénito, y todos podemos mostrarnos a  la imagen de Dios que es en Cristo.

Dios quiso que en Cristo tuviéramos la plenitud del primogénito y recibiéramos toda la paz en viendo a Dios en su visibilidad.