(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanos y hermanas,
San Juan en su prima carta escribió, “Todo el que cree que Jesús es el Mesٌías ha nacido de Dios.” ¿Qué se dice “nacido o bien el unigénito de Dios?” Llamamos a Cristo el nacido de Dios o bien el unigénito de Dios. Queremos decir que Cristo tiene la naturaleza igual que Dios. Es Hijo de Dios en la misma naturaleza, no por adopción.
Todos los que creen que Jesús es el Mesías han nacido de Dios y tienen la naturaleza igual a Dios. En uno modo somos hijos adoptivos (porque hemos nacido de padres humanos) pero si, en otro modo somos nacidos de Dios porque creemos Cristo es Hijo de Dios y porque por nuestro bautismo, Cristo se ha unido (a sí mismo) a nosotros. Somos el cuerpo de Cristo. Compartimos su naturaleza porque se unió a sí mismo a nosotros.
¿Cuál es la prueba? Todos los que amamos el Padre y cumplimos sus mandamientos somos hijos nacidos de Dios porque imitamos lo que Dios hace. En nuestras familias, los hijos somos como nuestros padres: nos parecemos a nuestros padres y hacemos las mismas cosas que nuestros padres hacen. Lo mismo sucede con los que son los hijos de Dios: se parecen a Dios y hacen las mismas cosas que Dios hace.
Los mandamientos de Dios no son difíciles porque los aprendimos de Dios a hacer y a ser como Dios. Los hijos aprenden de sus padres a amar a los demás y los que creemos en Cristo también aprendimos a amar como Dios nos ama. El mandamiento es que aprendamos a amar como Dios ama.
¿Por qué podemos obedecer este mandamiento? Porque hemos vencido el mundo por nuestra fe en Jesús el Hijo de Dios. Por nuestra fe tenemos el poder para obedecer el mandamiento. Nuestra fe ha vencido el mundo y la desobediencia del hombre en la antigüedad.
Mis hermanos, han vencido el mundo por nuestro bautismo en la fe en Cristo, Hijo unigénito de Dios. Ya no llevamos las ropa blanca de los reciente bautizados, pero si, levamos la ropa ordinaria. Nuestras acciónes ahora proclaman que somos hijos nacidas de Dios y que hemos vencido el mundo.