El 14 de mayo 2023(Juan 14:15-21)

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Por favor, lean este pasaje antes. 

Mis hermanas y hermanos,

El Padre les enviará otro Consolador que esté con ustedes siempre.  Si el Espíritu Santo es otro Consolador, es necesario que sea un primer Consolador.  Si no hay primer, no hay otro.  El primer Consolador es Jesús, él que está sentado siempre a la derecha del Padre para interceder por nosotros.  Los dos, Jesús y el Espíritu Santo, son nuestros Consoladores antes del Padre.

No es necesario que haya otros consoladores que Jesús y el Espíritu Santo.  No puede ser otros.  Cuando oremos por otros o cuando rogamos a otros por sus oraciones, sólo podemos a causa de nuestra unión con Cristo: oramos por nuestro Señor, Jesucristo, no en nuestro mismo nombre.

El Espíritu Santo no es una cosa.  El Espíritu Santo es una persona, como el Señor y el Padre.  Esta persona divina es el Espíritu de verdad, y este Espíritu Santo estará con nosotros siempre.

De hecho, tendremos una unión que es muy íntima con el Espíritu Santo.  En las palabras de Cristo, el Espíritu estará con nosotros y en nosotros.  El Espíritu es como el aire que respiramos y que está en nosotros y alrededor de nosotros.  El Espíritu Santo es como un rio en que los peces nadan.

Es no sólo el Espíritu Santo que estará con nosotros y en nosotros sino también el Padre y el Hijo estarán en nosotros y con nosotros.  Todas las tres personas divinas quieren habitar con nosotros y en nosotros.  La totalidad de la revelación de Dios con nosotros es que Dios quiere comunicarse con nosotros, y ser junto y unido con nosotros, y entonces ser íntimo con nosotros y estar en nosotros.

Por el Espíritu Santo podemos entender que Cristo está en el Padre, el Padre está en Cristo, y Cristo está en nosotros.  Espíritu Santo, que es junto y unido con el Padre y el Hijo, está en nosotros para llevarnos en la unión de la comunión con el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.  Esta es la intimidad que Dios quiere para nosotros.  Como la intimidad humana de matrimonio, esta intimidad viene a nosotros cuando amamos a Dios bastante que cumplamos sus mandamientos.