(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanos y mis hermanas.
Acabamos al fin de la carta a los hebreos. Ella discute el sacerdocio de Jesucristo, nuestro sumo sacerdote y los sacrificios de la alianza antigua.
Los ancianos sacerdotes ofrecían diariamente; nuestro sumo sacerdote ofreció de una vez y para siempre un solo sacrificio. Los otros sacrificios no podían perdonar los pecados, pero si, el único sacrificio de nuestro sumo sacerdote hizo perfectos y santificados a los hombres una vez y para siempre. Los antiguos sacerdotes ofrecían de pie, pero nuestro sumo sacerdote se sentó a la derecha de Dios e intercede por nosotros. Se sentó porque su tarea se terminó.
En 2017 Disney estrenó la película, Coco. El tema es el día de los muertos. Coco dice que los muertos siempre viven mientras que sus familias los recuerden y cuando nadie recuerde, los muertos son totalmente muertos. El recuerdo de la familia hace que los muertos vivan.
Este tema es cristiano porque creemos que nuestros muertos estén siempre en el recuerdo eterno de Dios, y, también Dios nunca los olvida. Entonces, nuestros muertos van a vivir siempre con Dios por Cristo nuestro Señor.
El sacrificio de Cristo, nuestro sumo sacerdote, es de una vez y para siempre. Este sacrificio nos hizo perfectos y perdonó nuestros pecados. No necesitamos otro sacrificio porque Jesús, nuestro sumo sacerdote, ahora se sentó a la derecha de Dios para interceder por nosotros.
¿Qué pasa, entonces, de la misa? Llamamos le misa el sacrificio de la misa: ¿es la misa algo otro que el sacrificio de Cristo? No. Es el recuerdo, el memorial del sacrificio de Cristo. Cuando celebremos la misa, estamos recordando el memorial de la pasión salvadora de nuestro sumo sacerdote, el Hijo de Dios. Este recuerdo y memorial es lo que nos hacen unidos con Cristo en la acción salvadora de nuestro sumo sacerdote. La misa no es otro sacrificio, ni es repetición de la acción de Cristo, pero si, es recuerdo, memorial del sacrifico de nuestro sumo sacerdote. Este recuerdo hace que estemos con Cristo en su acción saladora.
En la misa ejercemos nuestro sacerdocio bautismal, juntos con los del sacerdocio de ordenación y unidos con Cristo nuestro sumo sacerdote. Compartimos con Cristo en su sacerdocio.
Necesitamos nuestros cuerpos para continuar el recuerdo y la presencia de nuestro sumo sacerdote y su obra en el mundo de hoy.