El 16 de enero: 1 corintios 12:4-11: Homilía

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanas y hermanos,

Si Dios fuera jardinero, Dios haría creder muchas hermosas flores con muchos colores y muchas variedades.  Dios no plantaría una sola flor de una sola clase con un solo color y una sola forma.  La variedad de todos crea la hermosura de todas.

Dios creó todas las cosas.  Si vemos la hermosura del amanecer o la hermosura de la puesta de sol; si disfrutamos el arco iris o el gusto de nuestra comida favorita, es porque Dios ha hecho todas estas cosas parecidas y también diferentes.  Dios hizo la variedad para que todos pudieran complementarse unos a los otros.

Hay un solo Dios y un solo Espíritu.  Pero este Dios nos ha dado su Espíritu a cada uno de nosotros en maneras y circunstancias diferentes.  Por lo tanto, podemos vernos como un complemento de cada uno de nosotros con los demás, no como rivales de los demás.  En nuestras diferencias, nos completamos los unos a los otros.  Si fuéramos totalmente diferentes, no podríamos y no tendríamos relaciones humanas.  Si fuéramos los mismos sin diferencias, seríamos aburridos.  Porque todos somos parecidos pero con nuestras diferencias, y así podremos contribuir a ser útiles y hermosura para todos.

Nuestras diferencias que son nuestras no son por lo que poseemos, pero si para la totalidad de la comunidad.  Solos somos feos; juntos a los demás, somos hermosos e interesantes.

Hay un solo Dios y un solo Espíritu.  Somos muchos para reflejar mejor la bondad de la hermosura de Dios haciendo de nuestras diferencias un fondo común.  No existimos para nosotros solos, pero si para los demás.  Nosotros nos hacemos perfectos con todos los demás: las imperfecciones de todos nos hacen perfectos a cada uno de nosotros.

Este es lo que los corintios necesitaban aprender.  Es lo que nosotros necesitamos aprender. Hay tensión constante entre cada uno de nosotros, entre el egoísmo que nos dice que todos nuestros regalos son para nosotros y no para los demás.  Los corintios y nosotros queremos poseer cosas y no compartirlas con nadie más.

Hay un Espíritu que divide sus regalos según su voluntad para el bien común, no sólo para cada individual.  Las flores, juntas, se hacen ramos hermosos.  El arco iris, el amanecer, la puesta de sol, la totalidad de la creación manifiestan la gloria de Dios.  Nosotros con la demás creación, debemos hacer lo mismo.