Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.
Hermanas y Hermanos,
Nuestra lectura de hoy es de una parte del evangelio según San Marcos que podemos llamar apocalíptica. Su descripción de los hechos es definitiva, fuerte, y violenta. El juicio es blanco o negro sin nada en el medio. El resto de nuestras vidas son grises, oscilando entre lo negro y lo blanco y sus tonalidades.
Apocalíptico es como votar, por uno u otro, jamás por los dos; nuestra vida es como una compaña por cargo público. Apocalíptico es como una prueba de verdadero-o-falso; vida es como un examen de ensayo. Apocalíptico es como la decisión del juez; la vida es como la investigación de un crimen. Apocalíptico es como lo que es, en oposición a lo que deviene. Apocalíptico es como el otoño, el tiempo de la cosecha; la vida es como la primavera cuando la vida crece.
El nacimiento y la muerte son dos ambos fines. El nacimiento termina la gestación cuando el bebé puede ver la luz del día. La muerte es el nacimiento de la vida sin fin. Así el nacimiento termina el tiempo en el vientre de la madre, como la muerte es el comienzo de la vida eterna.
El cielo y la tierra pasarán, pero la palabra de Dios remanecerá siempre. Si la palabra de Dios está con nosotros nunca pasaremos.
Preparamos para cosechar los cultivos. El año está llegando a su fin. La lluvia se convertirá en nieve, el calor, en frio. El invierno llegará en un mes más. El clima está cambiando, nosotros estamos cambiando; nuestra vida está cambiando. En un sentido vivimos en una era apocalíptica, pero en un otro sentido Dios continúa llamándonos a seguir a Cristo, a
mientras continúa moviéndose entre los pueblos.Dios nos conducirá a través del caos y las luchas de nuestras vidas aquí en la tierra y nos escoltará a través del último tiempo hacia la eterna ahora del cielo.