Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.
Hermanas y Hermanos,
Jesús ha dicho,” El que coma mi pan vivirá para siempre.” La muchedumbre preguntaba, “¿Cómo puede Jesús darnos a comer su carne?” Pero, Jesús no respondió “¿cómo” sino que, decía uno y otra vez, que necesitaba comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre. Dijo, “si no comen mi carne y no beben mi sangre, no podrán tener vida en ustedes.”
¿Cómo podemos comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre? Cuando celebramos los sacramentos de la Iglesia, estamos comiendo el cuerpo y bebiendo la sangre de Cristo. Cuando recibimos otros en el nombre del Señor, estamos comiendo el cuerpo y bebiendo la sangre de Cristo. Cuando cumplimos con nuestro deber, estamos comiendo el cuerpo y bebiendo la sangre de Cristo.
Todos los que comemos la carne y bebimos su sangre tenemos que compartir esta carne y sangre con nuestros amigos y enemigos, con todas las personas demás del mundo. La carne y la sangre de Cristo no son solo para nosotros, sino que son para todas las personas del mundo. Jesús ha dado su carne y sangre para que el mundo tenga vida. Eso no ha dado su carne y sangre sólo por mi o por ustedes: es para que todos tengan vida. La sagrada comunión es nuestra comunión con Jesús y con todos los demás miembros de su Iglesia. Nosotros que recibimos a Cristo tenemos que compartirlo con los demás.
¿Cómo podemos celebrar el cuerpo de Cristo y beber su sangre? Cuando escuchamos la palabra del Señor en la Iglesia, estamos celebrando el cuerpo y la sangre de Cristo. Cuando defendemos los pobres y los necesitados, estamos celebrando el cuerpo y la sangre de Cristo. Cuando celebramos la Eucaristía en la Misa, estamos celebrando el cuerpo y la sangre de Cristo. Cuando servimos nuestra familia, nuestra comunidad, estamos celebrando el cuerpo y la sangre de Cristo. Cuando alimentamos a los hambrientos o ayudamos a los que necesitan ayudas, estamos celebrando el cuerpo y la sangre de Cristo.
¿Cómo podemos comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre? El comer el cuerpo y la sangre de Cristo es recibir la totalidad de Cristo. Cristo está en el cielo en la gloria del Padre y del Espíritu santo. Cristo también está en la tierra en su Iglesias y en cado uno de los bautizados. Cristo está en ti y está en mi por nuestro bautismo.
Cuando recibimos a Cristo, recibimos comunión con nosotros mismos y a todos los demás del mundo; no es comunión con Cristo sólo aparte de su Iglesia o de los demás cristianos. Nosotros, que somos el cuerpo de Cristo, recibimos el cuerpo de Cristo y nos hacemos más el cuerpo de Cristo. Cristo no nos explica cómo, sino que nos dice que lo comamos y bebamos.