Por favor, lean este pasaje antes.
Mis hermanas y hermanos,
Hay dos veces en la misa cuando debemos hacer nuestras peticiones a Dios. La primera vez es después de la Gloria cuando el sacerdote dice, “Oremos” y hace una pausa. Esta pausa es “para hacernos conscientes de estar en la presencia de Dios y formular interiormente nuestras súplicas.” En esta pausa, formulamos nuestras peticiones personales.
La otra vez es la oración universal u oración de los fieles. Esta oración es para peticiones generales y públicas. Es también respuesta de alguna manera a la Palabra de Dios. “Conviene que esta oración se haga normalmente en las Misas de modo que se eleven súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren alguna necesidad y por todos los hombres y la salvación de todo el mundo.” Entonces rezamos “(a) por las necesitades de la Iglesia, (b) por los que gobiernan las naciones y por la salvación del mundo entero (c) por los que padecen por cualquier dificultad, y (d) por la comunidad local.”
¿Porque debemos rezar por ellos? Debemos rezar porque la primera carta del apóstol a Timoteo nos enseña que necesitamos hacer “oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en todo sentido.”
¿Porque debemos rezar por todos ellos? No queremos a todos los hombres. Hay muchos que no nos queremos. Debemos rezar por todos porque no hay más que un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres. Nuestro único Dios hizo el mundo entero y un solo Señor salvé todo el mundo.
Si hubiera más que un Dios o más que un salvador, podríamos rezar por unos hombres y excluir a los demás. La unidad del único Dios y la unidad de Cristo requieren la unidad de todos los hombres en el mundo. Cada uno de nosotros debemos rezar por todos los demás.