Por favor, lean este pasaje antes.
Mis hermanas y hermanos,
Jesús crecía bajos sus padres hasta que tenía unos treinta años. Después se fue de la casa de su familia para andar sin hogar cerca de las poblaciones proclamando la palabra del reino de Dios.
Jesús decía, “el que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. Una vez es el tiempo para irnos de la casa de nuestra casa familiar para iniciar en plenitud de nuestra vida adulta. Si negamos irnos en aquel tiempo, entonces estaremos amando a nuestra familia más que a Jesús.
El amar a Jesús más que a nuestra familia no es abandonar nuestras responsabilidades que debemos hacer con nuestros padres y hermanos, pero es que debemos movernos como el Espíritu de Dios nos manda.
Soy jubilado; ya no debo dirigir grandes presupuestos y unas grandes nóminas, pero ya no debo hacer nada. Los que no hacen nada después de su jubilación muere después de nueve meses. Soy ocupado, celebrando la misa en WPAFB, en español, y en otras parroquias. Si tenemos nuestra vida, perderemos la vida. Hace diez años estoy jubilado.
Muchas veces recibo peticiones por moneda. No puedo ayudar a todas las peticiones. No puedo saber los proyectos proféticos de los justos y de los discípulos. No es fácil saberlo.
Nuestras vidas diarias tocan las preguntas de nuestro pasaje del evangelio según San Mateo. Jesús nos ama basta que dio su vida por su amor para nosotros. Debemos dar nuestra vida para él y para su pueblo.