El 20 de marzo 2022: 1 corintios 10,1-6, 10-12

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanas y hermanos,

Sabemos las Escrituras.  Moisés condujo a los israelitas de Egipto por el desierto hasta la tierra prometida.  El Señor iba delante de los israelitas en una columna de nube para marcarles el camino (éxodo 13,21).  Moisés extendió su mano sobre el mar y el Señor hizo retroceder el mar y lo dividió en dos dejándolo seco (14,21).  El Señor hizo llover del cielo pan para los israelitas (16, 14-18).  El Señor hizo manar de la roca de Horeb agua para que bebiera el pueblo (17,6).

Para San Pablo, el tiempo que los israelitas estaban en el desierto era modelo de los cristianos en su vida.  La vida de los cristianos es difícil.  Las intervenciones del Señor para los israelitas prefiguran la presencia de Cristo en sus sacramentos en nuestra vida.

San Pablo veía nuestro bautismo y la eucaristía en el agua y el maná del desierto.

La primera meta de la Cuaresma es la iniciación de nuevos cristianos en la Iglesia por la recepción del bautismo, la confirmación y la eucaristía en la Vigilia Pascual.  La Cuaresma espera el nacimiento de los nuevos cristianos en la Vigilia Pascual.

Para nosotros que ya recibimos estos sacramentos, la Cuaresma espera que renovemos las promesas de nuestro bautismo.  La Vigilia Pascual es el aniversario oficial de nuestro bautismo.  La Cuaresma es bautismal.

La vida es difícil; la Cuaresma es difícil como el desierto fue para los israelitas.  Dios y Cristo están con nosotros, nutriéndonos y alimentándonos por nuestro bautismo y eucaristía.

Los israelitas en el desierto no siempre fueron fieles al Señor.  San Pablo nos escribe para que aprendamos y tengamos cuidado de no caer.