(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanos y hermanas,
Hace mucho tiempo (¡cuando eraba muy viejo!), llevaba a los jóvenes a caminatas en la bici. Siempre quería que todos llegáramos al fin de la caminata. El viaje era muy importante. Necesitaba llegar el último de todos, detrás de los demás, para que yo pudiera saber que todo estábamos sanos y salvos.
San Pablo estaba viajando a Cristo en su gloria. Mucho quería estar con Cristo, el fin de su viaje, pero necesitaba conducir a los demás al fin de ese viaje. Tenía el deseo de estar con Cristo, pero sabía que necesitaba trabajar para sus otros cristianos.
El trabajo del apóstol nunca se acaba hasta que todos llegan a los frutos del reino de Cristo. El trabajo del papá y el trabajo de la mamá nunca se acaban hasta que sus hijos crecieron a su toda madurez. Nuestro trabajo nunca se acaba hasta que cumplamos nuestro viaje. El viaje es muy importante. Sin el viaje no podemos llegar al fin de la vida.
Como Pablo, podemos desear morir y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor, pero el deseo de permanecer en vida (o bien en el viaje) es necesario para el bien de los demás.
Yo, les admiro a todos ustedes. Sé un poco de sus viajes hacía acá. Sé de leo peligros y sufrimientos, de las dificultades y las penas del viaje. Aguantan mucho por sus familias que están con ustedes y por los que permanecen en el país de su nacimiento. Como Pablo les dice a los filipenses, ustedes han permanecido fieles.Por lo que pertenece a ustedes, que Dios se glorifique en sus cuerpos, tanto en su vida, como en su muerte, en otras palabras, en su viaje a Dios. Llevemos una vida digna del evangelio de Cristo.