El 21 de enero 2024 (Marco 1:14-20)

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Por favor, lean este pasaje antes. 

Mis hermanas y hermanos  

En la iniciación de su Evangelio, Marcos identifica a Jesús como Mesías, Hijo de Dios.  En su bautismo, la voz del Padre identifica a Jesús como Hijo amado por Dios.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea y predicó el Evangelio de Dios.  Decía, “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca.”  El tiempo describe nuestras vidas; la eternidad describe la vida de Dios.  La inmensidad de Dios llena la vacuidad de nuestro tiempo como el agua llena un vaso.

En Cristo la eternidad de Dios ha entrado en nuestro tiempo.  La existencia de Dios, que la manera de su vida y la manera de su vida, ha entrado en nuestra existencia, que es la manera en que vivimos.  Vivimos en la plenitud del tiempo; vivimos en la eternidad de Dios ya ahora.

Hay dos consecuencias.  Primero, ahora nuestras vidas son llenos de la alegría de Dios: Podemos recibir el perdón de todos nuestros pecados.  Segundo, debemos hacernos pescadores de hombres.

Es el cumplimiento del tiempo, podemos arrepentirnos y debemos seguir a Jesús.  La tierra y el cielo se conocen: es el cumplimiento del tiempo para nosotros.

El tiempo de la tierra, la vida de los que no conocen a Jesús, la esperanza de los sin esperanza buscan de nosotros la luz de la gloria de Dios que está con nosotros porque vivimos en la eternidad de Dios, aunque estamos ahora en tiempo.  Simón e Andrés; Santiago y Juan recibieron la plenitud de la eternidad y siguieron a Jesús.  Nosotros también recibimos la misma plenitud de Jesús y necesitamos seguir a Jesús como los otros apóstoles.

Que la eternidad de Dios brille cualquier vacuidad que experimentamos y nos conduzca a la plenitud de su gloria.