El 21 de noviembre: Apocalipsis, 1, 5-8: Homilía

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanos y mis hermanas,

Hoy celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo.  Jesucristo es uno de nosotros por su naturaleza humana.  El hombre Jesucristo, que es Dios con una naturaleza humana, padeció y fue sepultado.  Su resurrección de entre los muertos es su inauguración como nuestro Rey, el rey del universo.  Este Jesucristo, este rey del universo, nos saluda hoy desde su trono de gloria.

Nuestro rey es el testigo fiel.  Padeció y murió por la verdad.  Es testigo fiel y resucitó por la verdad.  Él nos saluda.

Nuestro rey es el primogénito de los muertos.  Verdaderamente murió y verdaderamente resucitó de entre los muertos.  Es primero de los muertos.  Él nos bendice.

Jesucristo es el soberano de todos los reyes de la tierra.  Él es más poderoso y glorioso que todos los presidentes y reyes del mundo.  Nos llama a su reino.

Este rey nos ama, y por su amor, purificó nuestros pecados con su sangre.  Por Cristo somos libres de nuestros pecados.  Él nos hace santos como él es santo.

Jesucristo, que es nuestro sumo sacerdote, ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre.  Con Cristo nosotros somos sacerdotes por nuestro bautismo.  Nuestro sumo sacerdote ejerce su sacerdocio con nosotros.

Jesucristo viene entre las nubes.  Compartimos con Cristo su gloria.  Él nos viene, no para condenarnos, pero si, para glorificarnos.

Jesucristo es el Alfa y la Omega, la iniciación y el fin, la causa y el cumplimiento de todas las cosas.  En otras palabras, Cristo es para nosotros, la totalidad de nuestra existencia y necesitades: no hay más que podamos nosotros necesitar.  Él es la A y la Z (seda) (que incluyen las otras letras, B, C, etcétera) como Jesucristo nos también incluye en sí mismo.

Jesucristo es el Señor Dios, el soberano de todos los soberanos.  Él nos hace príncipes y princesas consigo.

Jesucristo es, y existe ahora.  Jesucristo era, existe desde el principio del universo.  Jesucristo también siempre será y no puede dejar de existir.  Él nos hace que permanezcamos con él para siempre.

Jesucristo ha de venir.  Una vez nuestro sumo sacerdote vino.  Después de esta primera venida, necesita venir segunda vez.   Él vendrá para llevarnos consigo.

Jesucristo es todopoderoso.  Comparte con nosotros su poder para que podamos esperar su venida cuando vuelva y nos lleve su gloria como el Hijo de Dios y nuestro sumo sacerdote.  Él nos hace fuertes con su poder.