Por favor, lean este pasaje antes.
Mis hermanas y hermanos
Dios mandó a su ángel del cielo a la tierra a un poblado en Galilea a la virgen que se llamaba María. Hay muchos lugares en el universo, pero sólo a la tierra mandó Dios a su ángel. Hay muchos lugares en la tierra, pero, sólo a Galilea mandó su ángel. Hay también muchas ciudades en Galilea, pero sólo mandó Dios a su ángel a una ciudad que se llamaba Nazaret. Hay también muchas vírgenes en Nazaret, pero sólo a la virgen María Dios mandó a su ángel.
María se juntó a todas las buenas mujeres de la Biblia; a Eva, la madre de todos los vivientes; a Tamar que rescató la tribu de Judas de ruina; a Rajaba, que recibió a los dos espías o fue la tátara abuela del rey David; a Rut la moabita que fue la abuela de David el rey; a Betsabé, la mujer de Urías el hitita y nuera de David y madre de Salomón.
Dios siempre está en todas las tierras del universo, en las pequeñas ciudades y poblaciones de estas tierras y en las casas de estas poblaciones y llama a los hombres y mujeres para que sean esposos, hermanos y hermanas, y madres de Dios. Dios nos dice, “Yo los salve, llenos de gracia, el Señor está con ustedes. Dios los ha concedido su favor.” Somos destinados a ser madres, esposos, hermanos y hermanas de Dios en esto mundo.
El ser llenos de gracias es poseer todas las ayudas que necesitamos tener para la misión y trabajo que Dios nos ha llamada a hacer. Podemos suceder como Dios ha dicho. mandó Dios a su ángel.
Todos nosotros somos llamados a dar a luz a nuestro Señor Jesucristo para la salvación del mundo. Nosotros somos madres de Cristo para mostrar a los demás la cara de Dios en nosotros en el mundo de hoy. La Navidad de Cristo no es cosa vieja, pero si es para hoy y para todos los hombres y mujeres. Somos las madres de Cristo hoy y hasta el último día del Señor.