El 25 de julio: efesios 4,1-6: Homilía

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Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanos y hermanas,

En la segunda lectura de hoy, San Pablo habló de la unidad de todos en Cristo.  Hay una vida en la unidad del Espíritu Santo, un solo cuerpo, un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, y un solo Dios y Padre.  Este un Dios es Padre de todos y reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

San Pablo era prisionero por la causa del Señor.  ¿Cuál fue la vida de prisioneros como San Pable?  Según mi entendimiento, los prisioneros estaban encerrado en su celda; muchas ranas vivían con los prisioneros.  Sus familias o amigos debían llevarles comida para que comieran.  No había lámparas en sus celdas; no podían ejercitarse.  Había mucho sufrimiento, muchas angustias, mucha soledad.

San Pablo era prisionero y sufría mucho: ¿Cómo podían los efesios celebrar como si todo fuera bueno?  Pablo sufría y sus amigos tenían tiempo libre para pelear unos contra otros y molestar la iglesia por su orgullo.

Pablo en su aflicción, escribía que los efesios debían llevar una vida digna de su vocación que han recibido, el cómo ser cristianos.  Exhortaba a que fueran humildes y amables para tolerarse mutuamente.  Pero la vida de los efesios no defendió a Pablo, que estaba prisionero por la causa del Señor.

No hay muchas vidas ni muchos espíritus, ni muchos cuerpos, pero si hay una sola vida, un solo Espíritu, un solo cuerpo.  No hay más que una esperanza, ni más que un solo Señor, ni más que una fe, ni más que un bautismo.  No es más que un Dios, ni más que un Padre, ni más que un Hijo, que con su Padre y su Espíritu Santo no son tres Dioses, pero si es un solo Dios por siempre.  No hay otro lugar donde podamos presumir sobre los demás.  Todos los efesios, y todos nosotros también, debemos ser unidos en la unidad de Dios.

Entre nosotros en nuestra vida, comunidades, en nuestra nación, hoy hay muchas diferencias, muchas divisiones, muchas separaciones, pero si necesitamos erradicar todas las divisiones que destruyen nuestra unidad con San Pablo, Cristo y su Padre.  Esta unidad es muy importante, la más importante.  El apóstol era un prisionero para esta unidad.