el 25 de octubre: 1 tesalonicenses 1,5c-10: Homilía

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 (Por favor lean este pasaje antes)

El 25 de octubre: el trigésimo domingo del tiempo ordinario:

Mis hermanos y hermanas,

Mis amigos, hoy quiero hablarlos a ustedes de mi candidato favorito para la presidencia.  Todos los hombres en Tesalónica lo han promocionado y lo ayudan.  Toda la región de Macedonia y Acaya también lo creen en él y lo ayudan.  Les anuncio a ustedes, que él puede guiarnos en el camino de paz y éxito.

Si la evangelización del mundo fuera una campaña presidencial, los tesalonicenses serían un gran oleaje de votantes para promocionar a su candidato.  Los tesalonicenses eran la llave de la evangelización de Europa.  Su ejemplo los invitó a los demás para que convirtieran al evangelio de Cristo.  Por su ejemplo el evangelio se difundió por toda la tierra.

Los tiempos de San Pablo son los mismos que nuestros tiempos.  Cristo está viniendo.  Los días son difíciles.  Hay dificultades, catástrofes, aflicciones, persecuciones, penas, y tribulaciones.  Con Cristo vencemos.  Sin Cristo no vencemos.  Si por el ejemplo de los tesalonicenses, el evangelio se difundió, por nuestro ejemplo, el evangelio puede difundirse otra vez en nuestros días.

Somos tesalonicenses.  Somos evangelistas.  Somos el beato nuevo, Carlo Ácutis.

Carlo Ácutis, un joven de quince años, que murió en 2006.  Usaba playeras de Nike y sudaderas con capucha. Sabía usar el internet para divulgar el evangelio.  Era admirador del futbol y la Play Estación.  Andaba en bicicleta.  Defendía a los intimidados por los otros.  Era un joven igual a los jóvenes de hoy.  Al igual de San Pablo, que era semejante a los tesalonicenses.

Necesitamos ser los tesalonicenses de hoy.  Necesitamos proclamar el evangelio, mostrar la presencia de Cristo en nuestro tiempo.  Debemos amar a los que no están de acuerdo con nosotros, especialmente en esta elección presidencial.  Debemos en esta pandemia llevar mascarillas.  Debemos ayudar a los débiles, a los pobres, a los extranjeros, y a nuestros enemigos.  Si hacemos estas cosas, seremos verdaderamente tesalonicenses y difundiremos el evangelio.