El 27 de abril 2025: Juan 20,19-31

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Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.

Es la Octava de la Pascua, el día octavo de la celebración de la Pascua.  En nuestra lectura de las Escrituras, estamos en el mismo día de la Pascua, pero al atardecer.

En medio de los discípulos, que estaban llenos de miedo, Jesús misteriosamente se apareció para llenarlos de paz.  Él les concedió al Espíritu Santo y los envió afuera con el poder absoluto sobre todos los pecados.

Tomás no estaba con ellos.  Si ustedes fueran Tomás, ¿cómo habrían reaccionado a la noticia de la resurrección de Jesús?  ¿Se habrían alegrado? ¿Se habrían mostrado desconfiado?  ¿Se habrían preguntado? ¿Qué habrían querido contestar a Jesús?  ¿Cómo habrían sabido del costado lado de Jesús si no estaban allí en el Calvario?

Ahora ha pasado una semana.  El Papa Francisco ha fallecido, pero nuestras vidas vuelven a la normalidad.  Otra vez nos reunimos en la habitación superior.  Otra vez las puertas están cerradas.  Otra vez, Jesús entra misteriosamente.  Otra vez, Jesús nos ve.  Nos invita a examinar más atentamente sus manos y su costado.  ¿Cómo reaccionamos?

Se dice que las puertas estaban cerradas, pero que Jesús entró de todas maneras.  No se dice que alguien abriera las puertas o que entrara maravillosamente.  Es cierto que Jesús quien pudo abrir las puertas de la muerte para que la luz entre, puede abrir tan fácilmente otras puertas cerradas.   Me pregunto qué otras puertas nos gustaría que Jesús nos abriera.

Ahora es el 26/27 de abril.  Jesús hizo muchas otras obras que no están escritas en este libro.  ¿Cómo esta experiencia de Jesús ha cambiado la creencia de ustedes en Jesús?