(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanos y hermanas,
Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia.
Hoy, en la carta a los colosenses, tenemos la enseñanza de San Pablo de las virtudes acerca de las familias cristianas. Esta carta es una de las más recientes de San Pablo. En sus cartas primeras, San Pablos describía las asambleas cristianas como reuniones donde todos compartían igualmente en la obra de la Iglesia. La dirección era fluida. Mujeres o varones podían estar igualmente en las asambleas. Había menos énfasis en posición o rango dentro de la comunidad. Esta práctica podía comprenderse por sus conciudadanos que los cristianos no obedecían los códigos usuales y prácticas en las que practicaban en las normas en otras familias.
Las obras más recientes de San Pablo se presentaban unos códigos domésticos que daban al padre el cargo de la casa. Estos códigos mandaban en señal a los vecinos paganos que los cristianos podían ser buenos vecinos y destacados ciudadanos. La autoridad debía ejercitarse de arriba hacia bajo. En la familia normal el padre estaba primero y del padre seguía la madre hasta lo más bajo donde estaban les esclavos.
Nuestra lectura de hoy nos enseña ciertas virtudes cristianas de aquel entonces se integran a las instrucciones que se debían seguir dentro del modelo de acción de cómo debía funcionar la casa según el modelo corriente en esta sociedad de estos tiempos. Este modelo nos muestra la división severa con ciertas prácticas para las mujeres, otras prácticas para los varones, otras para los libres y otras para los esclavos. Los varones trabajaban fuera de la casa y las mujeres trabajaban en las labores domésticas.
¿Cómo es hoy? El modelo patriarcal se desaparece de nuestra sociedad. Este no necesita ser malo, y tampoco necesita ser bueno. Todo cambio parece incluye transigencias. Unas cosas permanecen; otras desparecen. Hoy el padre y la madre trabajan afuera de su casa y deben ser creativos a cómo dividir su tiempo en una otra y otra cosa y con sus niños.
No importa el modelo, el viejo o el moderno. Necesitamos las virtudes de la primera parte de la lectura.
En la familia tenemos aprender a ser compasivos, amables, misericordiosos. En la familia tenemos aprender a ser humanos y a pensar de los demás antes de nosotros. En la familia tenemos aprender que el mundo no gira alrededor de nosotros. En la familia cristiana tenemos permitir que la paz de Cristo guie nuestra conducta, nuestro amor y nuestro trabajo.
Jesús necesitaba aprender estas virtudes en la familia con José y María. El niño Jesús tenía que aprender estas virtudes para crecer a la plenitud de la madurez y sabiduría antes de Dios y los hombres.
Nosotros también tenemos (o teníamos) que aprender estas virtudes para crecer en la madurez que Dios pretende para nosotros.
Ahora no tenemos que querer que está subordinado a quien porque todos somos subordinados a Dios. Hoy tenemos que querer cómo podemos colaborar en la comunidad para vivir con las virtudes cristianas en nuestra vida.