(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanas y hermanos,
Hoy San Pablo habla de ropas, las semejantes a las que nos vestimos o vestiremos.
Nuestras películas épicas muestran las luchas grandes y gigantes contra las fuerzas de la maldad. En el triunfo último, los héroes se visten en ropas nuevas y esplendidas, como triunfadores magníficos.
Los Boys Scouts llevan uniformes. El novio y la novia llevan sus ropas especiales para su boda. En nuestro bautismo recibimos una especial ropa blanco como un símbolo de nuestra nueva vida en Cristo.
Los sacerdotes llevan ropas especiales para recordar sus responsabilidades sagradas. Los profesionales, los constructores, los bomberos y los policías llevan ropas especiales para su trabajo.
Conocemos las ropas y su significado.
La historia de José, en el libro de Genesis, es una historia de ropas. Su padre le vistió de una túnica de mangas largas como su hijo muy amado. Los hermanos de José quitaron su túnica cuando lo echaron en el pozo. Se vistió en ropa limpia cuando interpretó el sueño del faraón. Cuando el faraón hizo a José su ayudante de Egipto, otra vez José se vistió con ropas de lino finísimo. Por último, a su muerte lo vistieron con las ropas de la muerte. Sus ropas señalaban su estado como amado hijo de Jacob, como hermano no querido de sus hermanos, como profeta, como ayudante de Egipto, y como muerto. Cada vez su situación cambió, las ropas de José la cambiaron.
Nos vestimos elegantemente para tiempos importantes; nos vestimos ropas ordinarias otras veces. Nuestra vida gira alrededor nuestras ropas que llevamos o que cambiamos.
¿Cuáles ropas vamos a vestir para la eternidad? Ahora vestimos ropas que se gastan y sustituimos ropas nuevas. Nuestro cuerpo también se renueva gradual y completamente cada siete años.
Nuestro cuerpo mortal debe vestirse con la ropa de inmortalidad. Este cuerpo corruptible debe vestirse de incorruptibilidad. Debemos vestirnos en la ropa de salvación. Nuestra muerte debe ser vencido por vida; nuestro pecado debe sustituirse con la gracia. Nuestra última ropa es la ropa esplendida para la gloria de Dios.