El 28 de agosto 2022 (hebreos 12,18-19,22-24a)

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Por favor, lean este pasaje antes.

Mis hermanas y hermanos,

Hoy celebramos nuestra peregrinación con Jesús al trono de Dios Padre.  Nuestros antepasados israelitas cantaban unos salmos en sus peregrinaciones al templo que estaba en Jerusalén.

Estos quince salmos se llaman los salmos de peregrinación o de subida.  Son los salmos desde 119 hasta 133.  Estos salmos celebran las peregrinaciones de los israelitas a Jerusalén y al templo del Señor.  El peregrinar al templo era tiempo de alegría.  Los israelitas cantaban estos salmos cuando caminaban.

Muchos hispanohablantes muchas veces inician la misa cantando de salmo 121, “Me alegré cuando me dieron, ‘vamos a la casa del Señor.’”

Para nosotros, no hay templo en Jerusalén.  No hay fuego ardiente en el Sinaí.  No hay trompetas, ni tinieblas, ni huracán acá.  Para nosotros en cambio, hay el monte y la ciudad de Dios viviente con miles y miles de ángeles.  Hay también todos los justos.  Hay Jesús el mediador de la nueva alianza.  

Nadie debe separar[se de] la celebración de nuestra peregrinación al trono de Dios.  Si no cantamos con la boca, cantemos con nuestra vida.  Nuestra peregrinación hasta el trono de Dios no es fácil, pero si, es posible: podemos subir la montaña de Dios.  “Me alegré cuando me dieron, ‘vamos a la casa del Señor.’”

A nos, nos gusta peregrinar y llegar a la casa del Señor.  Levantamos los ojos a Dios que habita en el cielo.  Desde lo más profundo clamamos a Dios.Ascendamos y subamos al monte de Dios, al lugar de su presencia alegremente.  Cantemos con la voz de nuestra vida la gloria de Dios y a nuestro mediador Jesucristo su Hijo y nuestra Señor.  No temamos porque nuestro campeón y sacerdote nos precede al trono de Dios Padre y también está con nosotros porque es el mediador de la nueva alianza.