El 28 de febrero, el primer domingo de cuaresma: Romanos 8,31-34: Homilía

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanos y hermanas,

¿Están ustedes desanimados de la obra de Cuaresma? La liturgia de hoy mira el fin de Cuaresma, la glorificación de Cristo, la glorificación de los que sufren como Abraham e Isaac,  la glorificación del pueblo de Dios.

La naturaleza también celebra la glorificación de Dios: hay una luna llena este fin de semana. Siempre cerca del segundo domingo de Cuaresma hay la luna llena y la luna llena la próxima vez habrá la luna llena en Pascual.

San Pablo nos alienta, escribiendo “si Dios está a nuestro favor, ¿Quién estará en contra nuestra?” Pero si, Dios está a nuestro favor. ¿Por qué está Dios en nuestro favor?

No está Dios a nuestro favor porque somos les más poderosos, ni porque somos les mejores de todos, ni porque les más dignos, ni porque somos católicos, ni porque hacemos las mejores obras de penitencia durante Cuaresma, ni porque somos demócratas o republicanos, ni porque estudiamos en la mejor escuela. Es sólo porque somos les más débiles, los más necesitados, los más pequeños de todos.

Dios siempre está a favor de los necesitados, los débiles, los hambrientos, los enfermos, los que necesitan de su misericordia más, los refugiados, los migrantes, los deshonrados, los desanimados. Pero si en nuestro condición de necesitad, de debilidad, de impotencia y de cansancio, y porque estas condiciones, Dios está a nuestro favor.

Hoy la liturgia nos muestra la luz en nuestras tinieblas, la luz al fin del túnel, la gloria de la Pascua. Abraham y su hijo Isaac, en sus dificultades y tristezas, vieron la gloria de Dios. Los apóstoles en su angustia vieron la gloria de Dios con Elías y Moisés.

Hoy la naturaleza nos consola con la luna llena Cuaresmal, la luna que está antes de la luna pascual de la resurrección de Cristo y de nuestra vida con Cristo por nuestra bautismo.

Cristo no nos acusa, ni nos condena, pero si está siempre a la derecha de Dios para interceder por nosotros en nuestras debilidades y congojas. ¡Animo! Dios está a nuestro favor.