Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.
Hermanas y Hermanos,
En el evangelio de hoy, para alimentar a cinco mil hombres costaría más que dos cientos denarios. Es el salario por trabajar dos cientos días. En Ohio, donde el salario mínimo por hora es diez dólares y cuarenta y cinco centavos, el denario vale más que ochenta y tres dólares al día. Dos cientos denarios valen unos dieciséis mil y setecientos dólares como salario mínimo.
Se necesitaría trabajar cuarenta semanas para tener suficientes panes de trigo para cinco miles hombres. Ningún problema para Jesús. Sólo necesita Jesús cinco panes y dos pescados para todos. Después de dar gracias, les dio a comer a todos y les sobran doce canastas.
Cristo alimentó a cinco mil hombres y lo que sobró fué suficiente para alimentar a todos las doce tribus de Israel. La gracia de Cristo puede alimentar a todos por los siglos de los siglos.
Aquellos a quienes el Señor alimenta deben alimentar a su vez al resto de los demás. La cena de Cristo es suficiente para todos los hombre y mujeres del mundo. El trigo de Cristo es la fe en Cristo, los actos salvíficos de Cristo, y los sacramentos de Cristo. El trigo de Cristo también muestra que las cosechas del mundo son para todos, no solo para los ricos.
Cuando Jesús quiera multiplicaba los panes en evangelio, siempre había muchos que sobraban. El alimento del Señor y la gracia del Señor siempre son suficientes para alimentar las almas y los cuerpos de todos los pueblos del mundo. Necesitamos ser colaboradores con Cristo para alimentar a los demás. Así como todos los doce discípulos ayudaban a Jesús en la distribución de los panes en el evangelio de hoy, así también nosotros discípulos de Cristo debemos ayudar a Cristo en la distribución de alimentos al resto del mundo.