El 28 de marzo, el domingo de ramos. Filipenses 2,6-11: Homilía

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanos y hermanas,  áéíóúñ

Cristo se despojó de su grandeza y no era muy engreído.  Ustedes tengan los sentimientos que corresponden a quienes están unidos  a Cristo Jesús.  Tenga también, yo, los mismos sentimientos que corresponden a quienes están unidos  a Cristo Jesús.

Pero, ¿necesitamos morir en una cruz?  La cruz es la pena que los romanos usaban para castigar tortuosamente a los criminales.  Ahora usamos otras maneras para castigando a los que no queremos, rehuyendo, no hablando, evitando, chantajeando y cerrando los medios sociales.

¿Por qué murió Jesús?  Amenazaba la orden pública.  Comía con los pecadores.  Recibía a las mujeres de mala fama, a los extranjeros, y a los leprosos.  Perdonaba también a los pecadores y curaba a los enfermos, perdonando sus pecados.  Estaba al lado de los perdedores, de las viudas, y de los despreciados.

No vamos a ser conocidos en la tierra o en la nación, pero como Martin Luther King Junior pero necesitamos ensenar a nuestras familias recibir a todos los grupos de minoría.

Tenemos los mismos sentimientos de Cristo cuando nos despojamos de nuestra grandeza y no somos muy engreídos, cuando servimos a los demás y cuando trabajamos más por nuestras comunidades que por nosotros.  Queremos la comunidad y encontramos la vida eterna con Dios.  Este es el ejemplo do Cristo, los sentimientos de Jesús.