Por favor, lean este pasaje antes.
Mis hermanas y hermanos
Velen y estén preparados. No sabemos cuándo llegaré Jesús otra vez.
Pedro, Santiago y Juan suspendieron su examen en la
Vigilia en el jardín de Getsemaní cuando Jesús estaba entrando en el calvario de su moribundo.
Suspenderemos nosotros también. No sabemos el día del regreso del Señor. El tiempo entre la ascensión de Jesús y de su otra venida tarda en llegar según nuestro tiempo, pero si, no según el tiempo de Dios. Cuando el tiempo de Dios se cruza con nuestro tiempo, no tendremos nada de nuestro tiempo porque sólo toda la eternidad remanecerá. Debemos estar preparados.
¿Tememos nosotros que el Señor venga demasiado pronto? Si amamos a Dios, ¿por qué tememos? Tememos cuando pensamos que mal se hará. Si la venida de Cristo lleva la perfección de su poder salvarnos, ¿por qué debemos temer? Si Cristo está viniendo en su gloria, ¿por qué a nosotros, no nos gusta esta venida?
Cuando éramos niños, necesitábamos esperar mucho tiempo para la Navidad y nuestros regalos. Sólo en la Navidad, una vez por cada año, estábamos ricos y recibíamos regalos. Aquella esperanza de recibir regalos para niños es la esperanza de todos nosotros cristianos para la venida gloriosa del Señor. Nosotros cristianos ahora somos bastante ricos para recibir el don de nuestra salvación.
Cuando nuestros padres estaban fuera, nosotros niños debíamos hacer las camas, limpiar con la aspiradora, y fregar los platos antes que regresaran. Correteábamos rápida y ciertamente para finir las tareas y sentarnos antes de su regreso.
Entramos el Adviento, un tiempo cuando esperamos la venida del Señor. De una manera esperamos la Navidad, pero de otra y mejor manera esperamos el última y definitiva venida de Cristo en toda su gloria. El Adviento nos prepara para la Navidad para que podamos preparar paras su venida gloriosa cuando nuestro tiempo se funda en la eternidad de Dios y Dios sea todo en todos.