El 3 de septiembre 2023(Mateo 16:21-27)

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Por favor, lean este pasaje antes. 

Mis hermanas y hermanos,

Jesús edificó su Iglesia sobre la piedra de la fe de Simón Pedro.  Jesús había cambiado el nombre de Simón a Pedro, que significa piedra.  Entonces Pedro es la piedra fundamental de la Iglesia.

Los que edifican edificios necesitan cavar hasta el fondo, debajo de la tierra, para que puedan edificar sólo sobre los cimientos sólidos.  Si no hay piedra, los constructores necesitan usar el hormigón o cosas semejantes para hacer cimientos sólidos, los más fuertes que piedra.

La piedra, dura y grande, tiene una otra propiedad.  Puede causar herida a los hombres que tropiezan con ella o que se caen sobre ella.  En la lección de hoy, Jesús llama a Pedro, el que es la piedra de los cimientos de su Iglesia, Satanás, que es decir la piedra de obstáculo.  Pedro, que eras la piedra de los cimientos, se hizo la piedra que hiere.  Pedro es santo y también roto como todos nosotros.

Nos edificamos sobre la piedra de fe y somos duros como piedra en nuestra fe cristiana.  Pero debemos cuidarnos no sea que nos hagamos piedras escandalosas, piedras que hieran y aplastan a otros.  Somos santos, pero también somos rotos.

El año setenta después de Cristo, los romanos destruyeron la cuidad de Jerusalén y los judíos que creyeron en Jesús no ayudaron a los demás judíos.  Esta acción se ofendió a los otros judíos de Jerusalén.  En nuestra historia muchas veces, nosotros cristianos han perseguido a nuestros hermanas y hermanos judíos.

Hace muchos años, nosotros que creemos en Jesús, aunque formados en la piedra de la fe de Pedro, aplastamos otros pueblos a ser esclavos, como los indígenas de las Américas, o conquistamos a otros en pobreza por todo el mundo.  A veces quemamos los santuarios de los otros dioses para edificar nuestros reinos y fortunas.

Todavía hacemos estas cosas cuando por nuestras leyes, impedimos que los infantes humanos no crezcan antes o después de su nacimiento porque nosotros no les hemos dado la medicina, la nutrición, el cuidado de los niños, y las demás cosas que los infantes y chicos necesitan para vida.  Hacemos lo mismo cuando aseguramos las tierras de los indígenas pueblos y grupos minorías para nosotros o cuando permitimos que nuestras leyes, costumbres y economías nos enriquezcan a nosotros mismos, y empobrezcan a los pobres y a las minorías.  Lo mismo también hacemos cuando, como individuales y como la sociedad, somos egoístas.  

Compartimos la piedra de la fe de San Pedro y también la piedra de escándalo y división que aplasta a los demás.  Podemos gozar porque compartimos la misma fe de San Pedro, pero si, necesitamos arrepentirnos de ser piedras de obstáculo, de escándalo, de daño, y de no creencia.  Somos santos y débiles, piedras fieles e infieles, los que tenemos la fe de San Pedro entre una sociedad que necesita la misma fe.