El 31 de julio 2022

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El 31 de julio 2022 (colosenses 3,1-5,9-11)

Por favor, lean este pasaje antes.

Mis hermanas y hermanos,

San Pablo dice que si un hombre murió para los otros, entonces todos murieron.  Cristo murió para todos y morimos con él, Cristo también resucitó de entre los muertos y resucitamos con él.  “Por el bautismo fuimos sepultado con Cristo y también resucitamos con él.”

Hay consecuencias para nosotros por nuestra participación en la resurrección de Cristo.  Nosotros que hemos resucitado con Cristo, busquemos la cosas de arriba.”  En la tumba de la muerte, hay solo tinieblas; arriba de la tumba hay muchas luces.

Las tinieblas de la muerte por nuestros pecados son la mentira, la fornicación, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos, la codicia, y la idolatría.  Las luces de Cristo extinguen las diferencias entre judíos y no judíos, entre circuncidados y no circuncidados, entre más y menos civilizados, entre esclavos y libres.  La luz de Cristo es la luz del respeto para todos los hombres y mujeres, todos los niños y las niñas, y toda la naturaleza natural.

Hemos muerto a la vida del primer Adán, y vivimos ahora con la vida nueva de Cristo.  Las cosas de la muerte son las de abajo.  Las cosas de la vida son las de arriba, como la luz del sol y la luz de la gracia de Dios.

La luz de Cristo recibe a todos los hombres sin distinción de su color, de su sexo o género, de su religión, de su trabajo, de su riqueza o pobreza, de su residencia, de su país y de su origen, de su lenguaje, de su edad, o de ser político.

Cristo, que vive la vida gloriosa de Dios, no hace distinciones, pero recibe a todos.  Nosotros, que hemos resucitado con Cristo, no debemos hacer distinciones; pero si necesitamos recibir a todos también.

La vida nueva, que Dios nos ha dado por la resurrección de su Hijo, no terminará por la muerte, pero si, se cambiará en la gloria llena de Cristo que es todo en todo.