El 4 de diciembre 2022 (Mateo 3,1-12)

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Por favor, lean este pasaje antes. 

Mis hermanas y hermanos,

Hoy conocimos a Juan el Bautista.  Con las palabras del profeta Isaías, Juan entraba a su misión del pueblo de Israel.  Las palabras de Isaías anunciaron el fin del exilio; el pueblo revolverá a sus casas.    Las palabras de Juan anuncian el fin de nuestra enemistad con Dios; Dios quiere darnos su paz.  En el desierto de nuestro arrepentimiento, la gloria de Dios se nos manifestará.

Por su ropa, podemos conocer al profeta Isaías.  Isaías, el profeta de la venida del Señor.  Las palabras del desierto y la ropa de pelo de camello nos intrigan y podemos contestar, “¿Qué es el misterio de la voz y de esta persona?  ¿Qué significa para nosotros estos signos?”  Isaías ha venida otra vez con el anuncio de nuestra necesidad de arrepentirnos. 

Para nosotros, el mensaje es bueno.  El tiempo de enemistad con Dios ha pasado; Dios en su amor está hablando con nosotros por los profetas y por su Hijo.  Somos hijos de Abrahán y el reino de Dios es nuestro.

Muchos han cruzado desiertos fisios para llegar aquí.  Muchos saben los peligros del desierto.  Muchos en cruzando sus desiertos experimentaban la ausencia y la ayuda de Dios.  Regresemos al desierto de este Adviento para oír la voz del profeta ahora y para preparar otra vez la venida del Señor en nuestro mundo y vida.

Hoy y por el año viniendo, proclamaremos del evangelio de San Mateo.  San Mateo entretejió la historia de Jesús con la del pueblo de Israel.  Dios está con nosotros como fue con Isaías y como fue con Juan el Bautista cerca del Rio Jordán.