El 4 de febrero 2024 (Marco 1:29-39)

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Por favor, lean este pasaje antes. 

Mis hermanas y hermanos  

Jesús sanó a la suegra de Pedro y ella les sirvió.  No es que el Señor quería a una criada.  Pero si, es que Jesús quería llevarla de los muertos y restaurarla a su sociedad.  En el lenguaje original, el verbo levantar dice resucitar de los muertos.  Jesús hizo el milagro no para tener una criada, pero si para permitir a la suegra sirvan como los diáconos sirean. 

Jesús también sanaba a muchos y expulsaba a muchos demonios y no permitió que ellos hablan porque supieron qué era Jesús.  También sabemos que es Jesús.  De las primeras palabras del evangelio oímos que Jesús es Cristo, el Hijo de Dios.

La lectura de hoy no nos dice que Jesús es Hijo de Dios, pero muestra cual es Jesucristo el Hijo de Dios.  Es un Hijo de Dios que tiene el poder de resucitar a los muertos, de restaurar mujeres a su servicio, y de expulsar a los demonios.  Tal es Hijo de Dios que es el Hijo de Dios que es Jesucristo.

Pero si, Jesús es Hijo de Dios no sólo para la familia de Pedro sino también de todas las poblaciones del mundo.

Las familias de los reyes enseñan a los herederos del trono para que sirvan la nación para el bien de sus pueblos no para glorificarse a sí mismos.  Los herederos son hijos, sólo para los demás ciudadanos.  Nosotros elegimos nuestros presidentes para que ellos sirven esta nación, no para que se glorifican como uno de los grandiosos de la tierra.

Jesús es Hijo de Dios que sana a los enfermos, expulsa a los demonios y muere y resucita los muertos para salvar a todos los pueblos.

Somos cristianos, que somo bautizados en la familia de Dios como los hijos e hijas verdaderos de Dios para que hagamos lo que Jesús hizo, sanando a los enfermos, expulsando a los demonios, y muriendo y resucitando los muertos para salvar a todos los pueblos.