El 4 de mayo 2025: Juan 21,1-19

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Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.

Pedro dijo que iba a pescar.  Pescó antes, pero ahora estaba volviendo a su anterior trabajo.  En otra palabra, Pedro parecía que iba a resignar su trabajo con el Señor.

A veces los profetas del Antiguo Testamento, como Jeremías, renunciaban a sus cargos, y Dios se había negada sus renuncias.  ¿Qué pasaría con Pedro?

Pedro, el pescador profesional, no pescaba nada esa noche.  A veces, incluso los profesionales necesitan entrenadores.  Jesús le dijo a Pedro que probara el otro lado de la barca y, la red estaba tan llena que se rompía.

Jesús invitó al pescador que no podía pescar, a desayunar con él.  ¿Qué haría Jesús con alguien que quisiera dejar de su trabajo con el Señor?

Durante el desayuno, Jesús conversó con Pedro, “¿Me amas?” y Pedro contestó, “Si, te quiero.”  Él y Pedro intercambiaron preguntas y repuestas.  Finalmente, Pedro desistió de su plan de dejar a Jesús.

Jesús vino a buscar a los perdidos.  Eso era lo que hacía Jesús mientras caminaba por la playa y preparaba el desayuno sobre un fuego de carbón.  Pensó que Pedro estaría cerca de la playa y lo encontraría.

¿Cuántas veces hemos ido a pescar, y cuantas veces andaba las calles y asaba comida para que pudiéramos encontrarnos con él y recibir su bienvenida?

Jesús restauró la posición de Pedro en la Iglesia y hace lo mismo para nosotros.  Jesús recibió a Pedro y nos recibe siempre.

Pedro, el pecador se hizo Pedro el pescador de la gente.  Jesús murió, pero Jesús se resucitó para mi y para ustedes.