El 5 de septiembre: Santiago 2, 1-5: Homilía

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanos y hermanas,

Dios no tiene favoritismos; recibe a todos los que lo acercan.  Pero, nosotros tenemos favoritismos.

En nuestros tiempos, no hay muchos hombres que entran en nuestras asambleas lujosamente vestidos ni muchos andrajosos como en la carta de Santiago.  Pero si, hay muchos que encontramos cada die que exigen de nosotros muchas ayudas y unos que no necesitan nada de nosotros.  Es fácil encontrar a los que no nos necesitan y es muy difícil encontrar a los que nos exigen.

Entonces, podemos dividir a los hombres en dos grupos, a los que exigen más de lo que podemos llamar mucha atención, y a los de poca atención que no exigen nada.  Hay los requieren de mucha atención y los de poca atención.  Los de poca atención son los ricos que están “lujosamente vestidos”; los de mucha atención son los “pobres”.

En nuestras relaciones, hoy los que tienen muchas necesidades (de mucha atención) y otros que son agradables (de poca atención).  Dividimos a todos por la atención que necesitamos darlos y recibimos a los agradables y rechazamos a los demás.

Los ricos pueden ser siempre ricos; los pobres van a ser pobres siempre y siempre necesitarán nuestra ayuda como los de mucha atención.

Los de mucha atención son los enfermos, los con discapacidades, como los ciegos, los sordos, y los tartamudos, los que no queremos y que juzgamos como si fueran nada.  Ellos son como mendigo que estaba vestido andrajosamente.  Dios los recibe; ¿Por qué nosotros no los recibimos?

Los de poca atención son los ricos, los agradables, los fuertes, los vestidos lujosamente, los sanos, los sin discapacidades.  Los recibimos y entonces tenemos favoritismos.

Necesitamos recibir a todos, a los que no necesitan de nuestra ayuda y a los que necesitan de nuestra ayuda, de nuestra atención.  Si no recibimos a todos, no somos cristianos pero si somos los que juzgamos con criterios torcidos.

“¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerles ricos en la fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman?”