(Por favor lean este pasaje antes)
Mis hermanas y hermanos,
La Escritura afirma: Muy a tu alcance, en tu boca y en tu corazón, se encuentra la salvación. Hay de creer con el corazón y declarar con la boca para alcanzar la salvación.
Cristo está con nosotros. Cristo está en la boca. Cristo está en el corazón. Es la cuaresma. Nosotros no están lejos de Cristo. Cristo es la palabra de Dios. Si la palabra de Dios está cerca de nosotros, también Cristo está cerca de nosotros. Si la palabra de Dios está en el corazón, Cristo también está en el corazón. Si la palabra de Dios está en la boca, Cristo también está en la boca. En esta cuaresma, Cristo está con nosotros.
¿Y nuestros pecados? Todos fracasamos. A pesar de nuestros pecados, Cristo está en nosotros; están en ustedes y en mí.
No nos preocupemos en cuaresma de pecado. Demos nuestras energías a Cristo, que es la palabra de Dios. San Pablos dice que necesitamos declarar con la boca y creer en el corazón que Dios resucitó a Cristo de entre los muertos para que pudiera (pueda) salvarnos. Este asunto no es de lo que nosotros hablamos; es de lo que hacemos por la fe que está en nuestros corazones. Profesamos nuestra fe en Cristo cuando hacemos nuestras obras fieles de esta fe en Cristo.
Por ejemplo, si nos llamamos cocineros, necesitamos saber cocinar algo. Si nos llamamos arquitectos de jardines, necesitamos trabajar con árboles y arbustos. Si nos llamamos cristianos, necesitamos vivir como Cristo vivió, necesitamos ser como Cristo.
¿Cómo seremos Cristo? Necesitamos vivir como Cristo, pensar como Cristo, decir lo que nos aparecemos a Cristo, y ser Cristo a los demás. Necesitamos tratar bien a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, a nuestra comunidad y a los demás.
Es tiempo de la cuaresma. Necesitamos oír la palabra de Dios en la biblia, en nuestra familia, en nuestra escuela o lugar de trabajo. Nuestro arrepentimiento no es que nos apartemos de pecar, pero si, es que nos apartemos del pecado y también es que nos volvamos hacia Cristo.
La Escritura afirma: Muy a tu alcance, en tu boca y en tu corazón, se encuentra la salvación. Hay de creer con el corazón y declarar con la boca para alcanzar la salvación.