El 8 de mayo 2022 (Revelación 7:9,14b-17)

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(Por favor lean este pasaje antes)

Mis hermanas y hermanos,

En su visión en el libro de Apocalipsis, San Juan vio una muchedumbre tan grande que nadie podía contarla.  Los que Juan vio eran de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas.  ¿Qué son estos?  Estos son los que han pasado por la gran persecución y han lavado sus ropas con la sangre de Cristo, el Cordero de Dios.

Debemos reconocernos mismos en esta muchedumbre que estamos cerca del trono y el Cordero.  Sufrimos, pero sí somos fieles.  Pecamos, pero sí nos arrepentimos.  Recibimos el bautismo en el nombre del Cordero: somos hijos de Dios con Cristo.

Es por la misericordia de Dios que los, que Juan vio estaban cerca del trono, han pasado por la gran persecución y han lavado sus cuerpos con la sangre del Cordero de Dios.  Es por la misericordia de Dios que estamos aquí en esta iglesia parroquial para celebrar y cantar la gloria de Dios y de su Cordero.

Nosotros nos bautizamos en la muerte y la resurrección de Cristo.  La resurrección de Cristo mató y destruyó la muerte de Cristo y nuestra muerte.  Si resurgimos con Cristo, tenemos la vida nueva de Cristo en lugar de nuestra muerte.  No necesitamos temer a nuestra muerte porque nuestra muerte está escondida en la vida de la resurrección de Cristo.

La visión de Juan es que todo el cielo puede contener a todos nosotros.  La misericordia de Dios nos trae al trono de Dios.  La sangre de Cristo nos lavó y nos limpió de todos nuestros pecados.

Somos el pueblo de la resurrección y el libro de Apocalipsis es nuestro libro de gloria.