(Por favor lean este pasaje antes)
Un armario es una pequeña mueble como una caja, que sirve para guardar diferentes cosas o bien sirve para proteger a alguien.
El Señor Jesús fue encerrado en el armario de su tumba pero rompió las puertas de la muerte y salió de la tumba. Cuando el apóstol San Pable veía que su pueblo se cerraba en un armario por su infidelidad, quería condenarse para que su pueblo pueda salir del armario de su infidelidad.
Hay los de los Estados Unidos que quieren cerrar sus fronteras en un armario para que muchos no puedan entrar al país.
Muchas veces, todos nosotros hacemos armarios, celdas, cercas, casillas, tumbas, y otras cosas para protegernos de algún daño o de alguna realidad. Vivimos en armarios para proteger nuestras opiniones, nuestros pensamientos, nuestras familias, nuestra sexualidad, nuestras creencias, nuestra vida. Cuando vivimos en armarios nos cerramos al mundo, y entonces moriremos.
El Señor necesitó salir del armario de su tumba para liberar a todo los pueblos del mundo del armario de su muerte. El apóstol San Pablo quería se condenarse para que su pueblo pueda salir del armario de su infidelidad. Nosotros necesitamos permitir a los demás a que salgan de sus armarios y vivan en la gloria de la libertad del Señor
¿Cómo podemos hacer esto? Necesitamos recibir a los demás. Necesitamos hacer que nuestra sociedad reciba a los que son diferentes o extranjeros, o enemigos. Necesitamos amar a los demás. Necesitamos hacer que todos puedan vivir, unos con los otros sin distinción de edad, de religión, de nacionalidad, de color del pelo o de la piel, de su condición financiera, de su sexo o sexualidad, de su país de origen, de su educación o de otra distinción: si son humanos, necesitamos amarlos.
Sé que muchos sufren discriminación de estas cosas, pero también sé que Dios hizo y ama a todos los hombres y ve que todos son buenos porque Dios los ha hecho. No hay ningún varón o mujer que Dios no haya hecho: Dios hizo todos y todos son buenos.
Para vivir necesitamos salir de nuestros armarios. Para que permitamos a los demás que vivan, necesitamos permitirlos salir de sus armarios en la libertad de Dios, que es suyo Señor y nuestro.
Nuestros ejemplos son el Señor que salió del armario de la tumba y San Pablo que permitió que su pueblo pudiera salir del armario de su infidelidad. Podemos salir de nuestros armarios y también permitir que los demás salgan de sus armarios. Entonces todos nosotros viviremos (en paz).