El tercer domingo del Adviento, el 15 de dicembre, 2024: Lucas 3, 10-18

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Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.

Por favor, lean este pasaje antes de la homilia

Después de la muerte de Juan el Bautista, su fama se difundía hasta Éfeso, donde San Pablo en sus viajes conoció a algunos de los discípulos de Juan.

Jesús fue un discípulo de Juan cuando comenzó su trabajo.  Jesús también continuaba el estilo de la enseñanza de Juan después del arresto de Juan.  El mismo Juan se miraba como el que preparaba a la gente para Jesús.

Este pasaje del evangelio nos dice qué tipo de personas vinieron a Juan.  Eran muchos similares a los que venían a Jesús.  Eran los que clasificamos como pecadores, gente de clase baja y no deseada. los que nadie quiere ayudar.  Lucas nos muestra la continuidad en el trabajo de Juan y Jesús.

Juan había venido bautizando con agua para el perdón de los pecados, pero dijo que Jesús vendría bautizando con el Espíritu Santo y con fuego.  Juan se estaba preparando y Jesús estaba realizando.  Ambos predicaron la buena nueva, la liberad de los pecados.

La mal nueva es predicar sólo los pecados de otros; la buena nueva es predicar el arrepentimiento y el perdón de estos pecados.  Como un pueblo tendemos a apartarnos de extranjeros, del pueblo que decidimos no querer, del pueblo que aparecen diferentes de nosotros, del pueblo que ignoramos o distanciamos.  Como un pueblo, tendemos a excluir de nosotros a los que no conocemos de nuestra generosidad y amabilidad.  Preferimos cenar con la familia y nuestros amigos que con los que están sin techo o que son extranjeros entre nosotros.

Sin embargo, hay una buena nueva, para el extranjero y para nosotros.  Dios llama a todos nosotros para que recibamos el perdón de nuestros pecados porque una vez éramos extranjeros en un país extranjera o lugar.  Hay la buena nueva para nosotros porque Dios está llamándonos al perdón de nuestros pecados, incluso los de egoísmo y prejudicio contra los demás.

“¿Qué tenemos hacer?” la gente preguntaba a Juan. Juan contestó, “Quien tenga dos túnicas, que dé al que no tiene ninguna, y quien tenga comida que haga lo mismo.”  Por más que cobramos más de lo establecido, por más que manipulemos a los demás, por más que queramos más que debemos, por más que maltratemos a la familia y a nuestros amigos, Juan nos dice, “No extorsionen a nadie ni denuncien a nadie falsamente, y sino conténtense con tu salario.”

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