Homilia para el 12 de julio: Romanos 8,18-23

posted in: Uncategorized | 0

Por favor lean este pasaje primero y después la homilia.

Mis hermanos y hermanas,

San Pablo hoy habla de los sufrimientos de esta vida.  Es verdad que sufrimos en esta vida.  Gemimos y la creación entera también gime con nosotros.

Estos sufrimientos y estos gemidos son un misterio.  Tenemos el espíritu de Dios, y entonces tenemos anticipo de la gloria del cielo.  Sin embargo, gemimos y sufrimos: ¿por qué?  Es un misterio.

Un misterio es algo que podemos experimentar en una parte y en otra parte que no podemos experimentar.  Nosotros pecamos y la creación entera sufre a causa de nuestro pecado.  La creación entera gime y quiere su total redención.  Poe ejemplo, el cambio climático es parte de este gemido.  Nuestra conquista de los campos y otros recursos naturales son parte de este gemido.  Muchas veces, nosotros que tenemos la responsabilidad de gobernar la creación, y nosotros hemos maltratado la creación natural.  Esta creación quiere ser libre de este abuso y gozar la bondad de Dios con los hijos de Dios.

Si todos nosotros y la creación natural vivíamos en armonía en el jardín de Edén antes del pecado de Adán, después de este pecado, esta armonía entre la creación natural y nosotros se desintegró.  Entonces, nosotros gemimos y toda la creación natural también gime necesitando a la redención de nuestro cuerpo.

Una parte del gemido es el cambio climático.  Otra parte es la infertilidad de la tierra.  Una parte del gemido es el cambio humano.  Otra parte es la infertilidad de los hombres.

Tal como fue en el principio, antes del pecado, toda la creación libremente nos dio sus frutos.  Tal como es ahora, necesitamos demarcar, arañar y arar los campos para que podamos sembrar los campos del trigo.  Queremos dominar lo clima, pero sí, la creación se niega a obedecernos.

Cual fue en el principio, antes del pecado, tal será en la plenitud.  Toda la creación vivirá en la armonía de Dios.  Ahora, por su muerte y su resurrección, Cristo ya nos ha librado de la condenación a nosotros hombres y a la creación natural y ha nos dado las primicias del Espíritu.  Las primicias son la esperanza que lo que vemos aquí no sea la totalidad de lo que veremos porque habrá más para nosotros y para la entera creación.

En nuestra plenitud, nuestros sufrimientos y los gemidos de la entera creación desparecerán por la revelación de la plenitud de la gloria de Dios.