Por favor, lean este pasaje antes
Hermanas y Hermanos,
El oficial romano dijo, “De veras este hombre era Hijo de Dios.” Las primeras palabras del evangelio según San Marcos son “El evangelio de Jesucristo el Hijo de Dios.” Todo el evangelio muestra como Jesús es Hijo de Dios. En el fin del evangelio el oficial romano dijo que, “de veras, Jesús es Hijo de Dios.” Todo lo que Jesús hizo en el evangelio, predicando, sanando y muriendo, muestra su divinidad. Siguió los deseos de Dios completamente hasta la muerte.
Nuestros teólogos nos dicen que, durante su vida mortal, la naturaleza humana de Jesús no comprendía su naturaleza divina. Es decir que Jesús, predicando, sanado, y viajando, no sabía (como hombre) que era también Dios. Dicen que sólo en su muerte, cuando entregó su espíritu a su Padre, su naturaleza humana supo completamente de su divinidad.
El oficial romano dijo, “De veras este hombre era Hijo de Dios.” ¿es que a pesar de que Jesús era Dios nunca pecó? o bien ¿es que Jesús era Dios y hombre que no podía pecar?
Somos semejantes a Jesús. Dios nos ha llamado a compartir la naturaleza divina de Cristo en la fe cristiana. Luchamos a vivir como Dios quiere, pero cuando entregaremos nuestro espíritu muriendo, como hizo Jesús, esperamos experimentar la plenitud de la divinidad de Jesús en nosotros.
Jesús fue semejante a nosotros en todas las cosas, excepto pecado. Nació, creció, y murió. Nacimos, crecimos y morimos. Compartimos su divinidad en la Iglesia ahora. Cuando morimos, esperamos compartir esta semejanza siempre en la gloria de Dios. De veras también nosotros somos hijos de Dios.