Por favor, lean este pasaje antes de la homilía.
Hermanas y Hermanos,
Nunca ha habido un momento en la historia de la humanidad en el que hayamos estado libres de guerras, catástrofes y hambruna. Las bombas atómicas allanaron dos grandes ciudades japonesas. En nuestros días los rusos allanaron Ucrania y los israelíes allanaron la Franja de Gaza. En el comienzo de la era cristiana los romanos allanaros a Jerusalén. Todos esos causan muchos sufrimientos y destrucción catastrófica.
El sol, la luna, y las estrellas han tenido sus proprios aspectos misteriosos y aterradores. Las manchas solares, la aurora boreal, los huracanes desoladores, y las inundaciones también añadieron a la agitación.
El objetivo no es asuntarnos, pero prepararnos para la gran manifestación cuando el Señor venga en toda su gloria. Será el tiempo de la justicia cuando el Señor vaya a vindicarnos.
Cuando veamos al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad, levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. El Hijo del hombre está viniendo para salvarnos, no para condenarnos.
El último tiempo es para nosotros el tiempo para salvarnos. Sin embargo, necesitamos tener cuidado no sea que aquel día nos sorprenda desprevenidos y perdamos nuestro lugar. Dios siempre está listo para salvarnos.
Catástrofes todavía pasarán y cosas devastadoras ocurrirán, pero el Señor está listo para protegernos y salvarnos. Dios siempre está listo para salvarnos.
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