Mis hermanos y hermanas,
La primera carta de san Pedro dice, “Cristo sufrió por nosotros.”
¿Qué quiere indicar la palabra “por”? Lo puede indicar relaciones de sustitución o intercambio. Cristo sufrió por nosotros. Cristo se cambió por nosotros. Nosotros deberíamos de sufrir, pero Cristo sufrió y nosotros no sufrimos.
Lo puede indicar la relación de agencia. Cristo, como Dios no podía sufrir, pero por su naturaleza humana, que recibió de nosotros, podía sufrir. Cristo, como hombre, nacido de la Virgen María, podía sufrir.
La palabra puede indicar la relación de causalidad. Porque hemos pecado, Cristo debía sufrir.
También puede indicar la relación de agencia. Cristo sufrió por nosotros: Cristo es la cause de nuestra salvación.
Y puede indicar el lugar de acceso. Por su naturaleza humana, como el camino, Cristo sufrió.
Lo puede indicar su liderazgo. Cristo, unido con nosotros como la cabeza con el cuerpo, Cristo sufrió por nosotros y todos nosotros hemos sufrido con él.
Estamos unidos con Cristo. Por nuestro bautismo, Cristo nos ha unido totalmente consigo. Cristo no se sustituyó en nuestro lugar, pero si se ha identificado con nosotros. Con Cristo, por nuestro bautismo, hemos muerto con Cristo y, si hemos muerto con Cristo, también resurgiremos con Cristo. Cristo, que ha muerto una vez, nunca, otra vez, puede morir.
Cristo es nuestro líder. Le seguimos. Cuando él estaba sufriendo, nosotros también con él estábamos sufriendo. En su muerte nosotros hemos muerto. Todo lo que se hizo en misterio. En misterio, experimentamos una parte y en otra parte no experimentamos, pero esta otra parte es real. Compartimos la resurrección de Cristo en nuestro bautismo en parte, pero vamos a experimentarla en su plenitud en el cielo.
Debemos suportar con paciencia los sufrimientos que nos vienen. Debemos también vivir para la justicia. Una vez estábamos descarriados y distanciados de Cristo, pero ahora, juntamos con Cristo y somos en Cristo, unidos con Dios el Padre.
Si hemos sufrido con Cristo, entonces Cristo también sufre con nosotros. Cristo y nosotros estamos unidos. Él es nuestro líder y le seguimos. Él es nuestra cabeza y nosotros somos su cuerpo.